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"No tengo rencor para nadie; Dios le dará a cada cual lo que en verdad le corresponda; lo de la tierra es mundano; para mi ha tenido siempre más valor lo espiritual, lo que brota del alma y, como se ha demostrado, la vida me ha tratado de forma generosa: quise ser torero y, ya viste, tres décadas más tarde, sigo siendo aquél."
"Una cosa es tener destreza y valor que, junto a una técnica, ser capaces de enfrentarse a los toros y, otra muy distinta, es estar tocado con la varita mágica del arte como es mi caso. Esa ha sido mi suerte y toda mi gloria."
"En muchas ocasiones pensé en retirarme y no me fui por dignidad, por no dejar la fiesta en manos de esos mercantiles, bandidos, deshonestos, sinvergüenzas, por eso no me retiré, yo conocí otra fiesta y no faltó quien me dijera: "Pana? no vayas a hacer lo que mis compañeros hicieron conmigo, taparlos, ha habido toreros que le han sufrido mucho más que "El Pana" que no alcanzaron ni a torear, el trabajo que les costó llegar a ser algo. Por eso me metí a torear para no trabajar".
"Es un torero misterioso, un torero impredecible, que está chapado a la antigua, un emisario del pasado. Un torero atemporal, porque el Pana debió de haber sido torero en la época de oro del toreo en México, en los años 40. Es difícil que pueda haber otro torero como el Pana, es más otro Pana no hay, ni saldrá, es único, auténtico e irrepetible."